"Lourdes" es el título de la película de poco más de hora y media con la que Hausner compite dentro de la sección oficial en concurso de la 66 edición de la Mostra, que hasta el momento no ha ofrecido grandes producciones cinematográficas, pero en la que no faltan propuestas de todo tipo.
Una de las más llamativas es este filme íntegramente dedicado al santuario mariano francés y los interrogantes que sus milagrosas curaciones ha ofrecido y sigue ofreciendo tanto a creyentes católicos como a los no creyentes.
"Lourdes" es la historia de un grupo de peregrinos que acude al santuario en busca de una mejoría en su estado de salud, caracterizado por enfermedades "a priori" incurables, y que son acompañados por un grupo de voluntarios de la Orden de Malta que se convertirán en su mayor apoyo durante los días que dura la excursión al lugar.
En todo ese peregrinaje los personajes se interrelacionan entre sí, dando lugar a una sorprendente mezcla de realidades y caracteres que, en muchas ocasiones, se antoja cómica hacia un público que en la primera proyección de este jueves en la sala Darsena del Lido veneciano se mostró cómplice con los guiños humorísticos de la directora.
Las situaciones más cómicas se producen precisamente en los silencios de la película, el elemento sonoro predominante y que en un filme que va de menos a más puede resultar, incluso, desesperante en el primer tramo de la cinta.
Son silencios que se producen ante las preguntas sin respuesta que los mismos fieles plantean a los sacerdotes ante los milagros que se producen en el santuario: "por qué Dios cura a éste y no a éste otro? Por qué Dios, si puede, no sana a todos?"
Entre tanta pregunta, poco a poco va destacando la historia de una de las peregrinas del viaje, cuya historia se irá convirtiendo progresivamente en la protagonista de la cinta para ser finalmente el objeto del milagro mariano.
Christine, enferma de esclerosis múltiple, será la protagonista del milagro, al conseguir levantarse una noche de la cama por sí sola y andar y mover sus manos como si la enfermedad nunca hubiera existido.
A esta aparente curación, para cuya confirmación acude con un sacerdote a los médicos del santuario y que la convertirá en el centro de todas las miradas en Lourdes, le acompañará posteriormente otro "milagro", el de su enamoramiento con uno de los voluntarios de la Orden de Malta que le acompañan en el peregrinaje.
La cinta así da cabida a la esperanza, sin olvidar los interrogantes que siempre plantean las cuestiones de fe, basadas en hechos que escapan a toda comprobación científica y que en esta ocasión deja un final abierto, pues no queda clara si la mejoría de la protagonista es definitiva o momentánea, si es obra de un milagro o de un proceso habitual en la enfermedad.
Sea como fuere, y a tenor de los aplausos recibidos en la primera proyección, "Lourdes" puede obrar por sí misma su propio milagro: el de hacerse con el León de Oro de una Mostra en la que, por el momento, no existe un claro protagonista y a la que aún le quedan muchos días por delante, hasta su clausura el 12 de septiembre
Fuente: canarias7.es