En este encuentro se han revisado en profundidad todas las terapias disponibles en la actualidad para este problema, desde tratamientos farmacológicos administrados por vía oral o intratecal, así como las técnicas de fisioterapia y de rehabilitación, junto con la aplicación de toxina botulínica, la cirugía ortopédica y la neurocirugía. Francisco Grandas.
“Lo que se pretende no es solamente actualizar el conocimiento en cada una de estas técnicas terapéuticas, sino el abordaje multidisciplinar, de tal manera que la evaluación individualizada de los pacientes se muy provechosa, en el sentido de que se pueden seleccionar las terapias más adecuadas para el problema”, ha indicado el director del curso, Francisco Grandas, director de la Unidad de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Hospital Beata María Ana y profesor asociado de Neurologías del Hospital Gregorio Marañón.Según este experto, “la espasticidad es un problema médico realmente importante al que se le ha dedicado bastante poca atención”.
“No es una enfermedad en sí misma, sino un signo que se produce cuando se lesiona la vía corticoespinal. La lesión de esta vía junto con otras estructuras próximas determina la aparición de un tono muscular aumentado que es velocidad dependiente”, ha explicado. Entre las causas más frecuentes están la parálisis cerebral infantil, los ictus, la esclerosis múltiple, los traumatismos craneales, las lesiones traumáticas o de otra índole de la médula espinal, la anoxia cerebral o enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la paraparesia espástica familiar.
“Es un problema sociosanitario de primer nivel porque afecta en gran medida a la capacidad funcional de los pacientes y altera su calidad de vida. Su prevalencia en España es realmente alta: entre 300.000 y 400.000 personas tienen espasticidad en mayor o menor grado”, ha comentado Grandas. Las terapias farmacológicas modifican la excitabilidad que aparece en la médula espinal como consecuencia de las lesiones y modulan el tono muscular.
Estos fármacos, junto con la fisioterapia, son de gran ayuda. Dependiendo del tipo de espasticidad, también es muy importante la aplicación focal de toxina botulínica para mejorar aspectos como el apoyo plantar, los espasmos en flexión o la mano en garra. Además, hay pacientes que se benefician de correcciones ortopédicas o de técnicas neuroquirúrgicas.Enfoque multidisciplinar y unidades especializadas“El abordaje de un paciente en concreto por diferentes especialistas para seleccionar la terapia más adecuada es muy importante.
Los neurólogos y rehabilitadores son los médicos más involucrados directamente en el manejo de los pacientes espásticos, por su diagnóstico y por la orientación terapéutica inicial, luego los fisioterapeutas y, en menor grado, los cirujanos ortopédicos y los neurocirujanos. Pero el ámbito de la espasticidad también afecta a otro tipo de cuidadores, a la Atención Primaria…”, ha detallado Grandas.Uno de los objetivos de los profesionales que tratan a estos pacientes es que se creen unidades de valoración de la espasticidad.
El director del curso ha afirmado que en el Hospital Beata María Ana es posible el abordaje multidisciplinar, en colaboración con las unidades de Daño Cerebral y de Rehabilitación Infantil, “que desgraciadamente no existen en los hospitales públicos”, un ortopeda y un neurocirujano. “Sí es posible, juntando a los especialistas adecuados, abordar el enfoque en un único paciente en función de las características de su espasticidad”, ha añadido.
Fuente: redaccionmedica.es