Esas tareas, quizás otras, cuentan con parte del pensamiento y acción, dejando poco para la planificación de la comida, siendo éste un pilar fundamental para un buen desarrollo.
Una buena alimentación asegura un desarrollo normalizado, facilitando todos los procesos, desde el despertar con buen humor e ilusión, realizar con ánimo las tareas de la mañana, regresar a casa sin ansiedad y continuar con fuerzas para las tareas de la tarde y la noche.
Las últimas investigaciones en España nos muestran que un importante porcentaje de niños/as y adultos/as no desayunan, sea por falta de hambre y ganas, por costumbre, por una falsa creencia de que ese acto les ayudará a adelgazar,…etc.
No es un truco del Ministerio de Sanidad su última campaña, en la que resalta la importancia del desayuno, considerándolo como la comida más importante del día, ya que realmente lo es.
Y es que tras el sueño reparador, que nos ayuda a conseguir un equilibrio físico y emocional, nuestro organismo requiere de un aporte de energía, de un alimento variado y nutritivo, que en definitiva, cumpla la función de cargar nuestras pilas internas, la gasolina que nos hace funcionar mejor.
En el caso de los más pequeños y pequeñas, debemos ser conscientes, de que pasan cinco horas en el colegio, entre las que tienen que concentrarse, realizar actividades de memorización y búsqueda de soluciones a diversos problemas, juegos varios, … para las que se hace imprescindible, ese reporte energético. Sin olvidar que como adultos, para nuestro trabajo es igualmente importante.
Los endocrinos aconsejan dos desayunos, uno al levantarnos, y otro a media mañana (11:30-12:30, en función a la hora de nuestro almuerzo). Entre los dos desayunos debemos haber comido: leche o derivados, fruta y cereales.
Igualmente recomiendan que el primero sea mayor que el segundo. Este segundo desayuno también ayuda a acudir al almuerzo sin ansiedad, requisito para evitar una alimentación excesiva.
Algo que parece tan simple, se puede complicar algo más, ya que las investigaciones van más allá y nos indican que en la comida más temprana, el desayuno debe haber:
– Un 15% como máximo de proteínas. (En España llegamos al 20%).
– Un 50% carbohidratos (Nosotros no llegamos al 45%).
– Un 30% máximo de grasa. Destacar que la bollería industrial a la que recurrimos muchas veces, contiene un 40-45%. Y el exceso de grasa y glucosa (azúcar), aumenta la secreción de la hormona del estrés.
Añadir que además de aumentar el estrés, beneficia la aparición del temido colesterol, que es un inmunodepresor que favorece las enfermedades infecciosas e inflamatorias e incluso problemas cardiovasculares.
Si nuestro cuerpo se acostumbra a estar estresado descompensa nuestras defensas.
Según el estudio AVENA ni un 15 % de los adolescentes desayunan lo que se debe.
Otro dato importante a tener en cuenta, es que el desayuno supone un 20% de la energía que necesitamos durante el día.
El índice glucémico (IG) nos indica el nivel de azúcar en la sangre. Hay alimentos que liberan más deprisa el azúcar que otros. Así los que mantienen más tiempo el azúcar podrían ser la leche, lacteos, plátano y zumo de naranja. Los que la mantienen a un nivel medio son por ejemplo, el pan de molde, el pan integral y muesli. Y los alimentos que ayudan a liberar deprisa la glucosa son el pan blanco, la sandía, el arroz inflado con chocolate, los cereales y el donut de azúcar.
Y para desmentir falsas creencias que surgen entre los adolescentes indicar que es necesario tener un IG equilibrado durante todo el día. Siendo necesario elegir un buen desayuno, con alimentos que cedan lentamente su carga de azúcar porque son los que mejoran nuestras habilidades.
La vida acelerada de hoy en día, que apenas deja tiempo para la conciliación de la vida laboral y familiar, es una excusa ante la falta de planificación en la alimentación, descargando esta labor en los precocinados y comida preparada que no es recomendable ni para el estómago ni para un cuerpo saludable.
Y, como todo, nos debemos ir haciendo al cambio, acostumbrándonos progresivamente a dedicar un tiempo a cocinar, a buscar alimentos sanos, olvidando la comida preparada.
Para evitar sobrecargarnos y volver a la comida rápida es recomendable el reparto de todas las tareas, también de las que se derivan del cocinar.
Una vez más, señalar la importancia de la imagen que damos a los pequeños/as, ya que somos el ejemplo de lo que ellos serán o pueden ser. La imagen no solo de lo que comemos, sino del tiempo que le dedicamos a preparar y a comer, la imagen del comer con prisas o tranquilamente, de obsesionarse con alimentos dietéticos y la imagen corporal, …
Finalmente, añadir que tan importante como la alimentación, es un acto que debe ir detrás de ésta, la higiene bucal, ese lavado de dientes, que a veces por pereza, prisa o despiste se deja de hacer.
Por la importancia que tiene retomaremos este tema para profundizar en las consecuencias de los excesos (delgadez y gordura), así como la necesaria higiene bucal.
¡Qué tengan un buen provecho estas fiestas!
Autora: Rosa Rodríguez (Pedagoga)