La investigación, elaborada por un equipo británico-canadiense, relaciona por primera la actividad de la vitamina D, que se adquiere naturalmente a través de la luz solar, con la función de la variante genética DRB1 1501, que ha sido vinculada al mal.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta al cerebro, tronco del encéfalo y a la médula espinal.
La mielina (sustancia que recubre las fibras nerviosas) resulta dañada, con lo que se ve interrumpida la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro.
Según el estudio, los niños con la mutación genética en cuestión pueden correr más riesgo de desarrollar la enfermedad si carecieron de suficientes niveles de vitamina D cuando crecían en el útero o durante sus primeros años de vida.
Los investigadores, dirigidos por George Ebers, de la universidad inglesa de Oxford, sugieren incluso en su estudio que, como medida de precaución, esa vitamina debería administrarse a las mujeres embarazadas o a los niños durante la primera infancia.
La esclerosis múltiple es la enfermedad crónica más frecuente en adultos jóvenes en Europa y la segunda causa de incapacidad en este grupo de población, después de los accidentes.
Para esta investigación, los expertos de las universidades de Oxford y British Columbia examinaron una sección del genoma en el cromosoma 6 que se había demostrado que estaba relacionada con el riesgo de contraer la enfermedad.
Mientras que una de cada mil personas en el Reino Unido corre el riesgo de padecer multiesclerosis, ese número aumenta a una de cada 300 entre las que portan una copia de esa variante genética (DRB1 1501), y a una de cada 100 para las que portan dos copias.
La deficiencia de la vitamina en las madres o incluso en la generación previa puede dar lugar a una expresión alterada del gen en la descendencia.
Los investigadores aún deben determinar cómo incide en el riesgo de padecer multiesclerosis la interacción de los factores genéticos y medio ambientales.
Una explicación podría ser el efecto en el timus, la parte del sistema inmunológico que produce células T para atacar a invasores como bacterias y virus.
Se cree que, en el caso de la gente con la variante genética, una carencia de vitamina D en los primeros años de vida puede socavar la habilidad del timus para eliminar las células T disfuncionales, que pasan entonces a atacar al propio cuerpo, lo que causaría la pérdida de mielina en las fibras nerviosas.
Fuente: Cadena Global/EFE